TIPS

Rodillos

Los mas usuales son los de lana o piel de cordero, que se emplean para pintar paredes con pintura plástica, los de esponja de plástico utilízalos para obtener un acabado picado y los sintéticos d fibra corta para esmaltar puertas, paredes y techos.

Utilización correcta

Impregnar bien el rodillo sumergiéndolo en la cubeta y haciéndolo rodar hacia adelante y hacia atrás. Sacar el rodillo de la pintura y hacerlo rodar sobre la rejilla para retirar el exceso.

Empezar a pintar por el ángulo superior para evitar salpicaduras en la superficie ya pintada, moviendo el rodillo en todas las direcciones para repartir la pintura de manera uniforme. La última pasada debe hacerse siempre en sentido vertical. Una vez finalizado el trabajo, lavar repetidamente el rodillo con agua, escurriéndolo de arriba a abajo y lavar con un disolvente suave (sobre todo si es de esponja). En los rodillos eléctricos nunca deben emplearse disolventes.

La pintura no se adhiere a la superficie

La causa suele ser haber pintado sobre una superficie que no se ha preparado adecuadamente (con grasa o cera, o húmeda). Para prevenir este comportamiento de la pintura es fundamental preparar los soportes a conciencia, lijando las pinturas viejas, limpiándolas perfectamente y utilizando la imprimación adecuada para cada tipo de superficie.

La pintura se agrieta o se cuartea

La razón suele ser haber empleado una pintura inadecuada, incompatible con las que anteriormente cubrían la superficie, o de baja calidad. También puede deberse a que hemos pintado sobre otras capas muy blandas sin haber dejado secar totalmente.

La pintura forma pliegues

La pintura puede arrugarse por haber cargado excesivamente la brocha o el rodillo, formando una capa demasiada gruesa, o hemos utilizado un disolvente inapropiado que ha reblandecido las capas anteriores de pintura. También puede deberse a que no hemos esperado el tiempo suficiente entre mano y mano (recordamos que entre la aplicación de una capa y otra hay que dejar secar totalmente), a que la temperatura ambiente del lugar donde hemos pintado es excesivamente alta.

Se aprecian marcas de la brocha

La causa mas frecuente suele ser cargar poco la brocha, extender la pintura dando demasiados brochazos o repasar cuando la pintura está a punto de secarse. Para evitar este antiestético efecto, hay que asegurarse de que la consistencia de la pintura es la adecuada, que cogemos la suficiente cantidad de producto y que la temperatura ambiente no sea excesivamente alta para que el disolvente no seque con excesiva rapidez.

La pintura ofrece un efecto desigual

Una vez más, nos encontramos con un problema de preparación inadecuada de la superficie. Para garantizar un buen acabado es imprescindible eliminar perfectamente el polvo y la grasa que pueda presentar el soporte.

También estén completamente secos si vamos a utilizar pintura no plástica.

La pintura chorrea o lagrimea

En este caso la causa es que hemos utilizado un exceso de pintura, cargando excesivamente la brocha o aplicando capas demasiado densas.

La pintura tarda demasiado en secar

Si apreciamos que la pintura no seca en el tiempo indicado por el fabricante, es posible que hayamos aplicado capas muy espesas o hayamos empleado un disolvente inapropiado. También puede influir la temperatura y humedad ambiental: debemos pintar en estancias bien ventiladas y a una temperatura no inferior a 10 grados.

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